Los logros de mi hijo Rodrigo van lentos, muy lentos, y eso es algo que con el tiempo y mucho trabajo mental, hemos conseguido asimilar y aceptar.
Pero...eso no quita que de vez en cuando tengamos nuestros momentos de plena consciencia, en los que nos bajamos del ritmo que la vida acelerada nos marca, valoremos cómo está, cómo se desenvuelve y experimentemos un bajón emocional.
Porque pasa,
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